Leer un libro es volver a nacer. Es el camino para apropiarnos de
un mundo y de una visión del hombre que, a partir de ese momento, entran a
formar parte de nuestro ser. Una lectura disfrutada con riqueza y plenitud, es
la conquista más plena que puede hacer un hombre en su vida. Hay una condición
esencial que hará que este regalo de los dioses sea para siempre. La lectura
debe causarnos placer. Un placer que venga de lo más hondo del alma y que ha de
quedarse allí intacto y disponible. Esto nos llevará a otro de los dones que
concede la lectura y es la relectura. Así, volver a leer un libro tendrá
siempre una condición reveladora y es ésta: a cada lectura el libro se nos va a
presentar con un nuevo rostro, con nuevos mensajes, con otros ángulos para
percibir el mundo y los seres que lo pueblan.
Suele hablarse en estos tiempos de la desaparición del libro por obra de
tecnologías aparentemente inevitables. Grave error el pensar así. El libro
acompañará al hombre hasta su último día sobre la tierra. Sencillamente porque
ha sido la más alta representación de la presencia del hombre en el universo.
Cuidemos el libro, amemos el libro, en el libro se esconden las más secretas
claves de nuestro paso por la tierra, el más absoluto testimonio de nuestra
esencia como hombres. El libro es el mensajero de un más allá cuyo rostro no
acabamos de percibir.
Álvaro Mutis
Hey está muy bueno el blog, felicidades!
ResponderEliminarAtte Maynor Linares
Gracias!!! Estaré publicando cosas sobre literatura, arte y cine.
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